Antes de comenzar es necesario aclarar lo siguiente: lo que a continuación escribo es un parafraseo de la creación del hombre y la mujer, para los fines de la narrativa no serán necesarias las citas bíblicas textuales.
Cuando Dios hizo el mundo dejó para el último día la creación del hombre y la mujer, luego los coloca en el Paraíso Terrenal donde tenían de todo para vivir, pero ÉL hace una advertencia que más pareciera una sentencia: “De este árbol del bien y del mal no comerán…” Transcurre el tiempo, cuando la maldad aparece en forma de serpiente y le habla a Eva incitándola a comer de la fruta prohibida, la persuade con un argumento falaz: “si comen tanto Adán como tú serán poderosos igual que Dios”; come Eva y luego también come Adán, en ese instante la voz de Dios desde el infinito se escucha. Dios dice: Adán que hiciste…, en ese preciso momento la finitud del hombre y la mujer entra en vigencia y la Muerte viene a este mundo para generar el paralelo faltante de la Vida.
La Muerte a lo largo de la existencia del ser humano se ha puesto en evidencia sobre la tierra; la mortalidad es un hecho que permanecerá por siempre en la eternidad mientras haya seres vivos. Hay un ciclo vital con el que cumpliremos todos los seres vivientes, algunos podrán completarlo otros no y la respuesta de por qué no, <simplemente no puedo darla>: nacemos, crecemos, nos reproducimos y por último, la Muerte nos vuelve a la tierra, “polvo eres y en polvo te has de convertir”. Todo apunta sin equivocación alguna que cuándo, dónde y cómo será el devenir de cada persona en este mundo es una interrogante que no podrá tener respuesta nunca. Por lo tanto haz que tu vida tenga un propósito…, vive, si no sabés como hacerlo preguntá.
