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Viaje

¿Qué puede decirle a un moribundo cuando ya está llegando al final de su existencia? Dependiendo de las circunstancias: es importante darle el permiso para viajar, un eufemismo que busca mitigar el dolor en los parientes cercanos, aunque esa pretensión no se logre. Describo llanamente cómo lo puede hacer: acercarse al oído y decirle palabras de despedida, intentando minimizar la ansiedad, otras veces pedirle perdón toda vez que la persona sienta la necesidad de hacerlo, animarles a no aferrarse a la vida,  sino que permitan que Dios y la Naturaleza actúen, haciendo menos difícil el final, decisión que será tomada solo por el moribundo. La base de los argumentos sostenidos con anterioridad responden a una idea que podría enunciarse de la siguiente manera: “cuando el deterioro físico y mental se agrava cada vez más y más en mi condición humana, es el momento indicado para que haga el viaje sin retorno”, puede causarle risa mi estimado lector, pero simplemente lo escribo como lo pienso.

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A pesar de haber tenido contacto estrecho con la Muerte a través de los pacientes cancerosos, algunos desahuciados y a quienes en varias ocasiones fue necesario hablarles, para decirles que el final estaba próximo. Hoy escribir acerca de un tema tan sombrío, se me hace como una pendiente cuesta arriba bastante difícil de subir.

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Realicé entrevistas bajo autorización de los pacientes, con practicantes presentes,  los diálogos se daban en una oficina privada, recomendando a las estudiantes que no murmuraran entre ellas al iniciar las preguntas desde un diálogo socrático. Al ir finalizando la sesión se recomendaba que priorizaran lo que debían arreglar antes de morir; toda vez el  tiempo fuera suficiente para dictar su última voluntad.  También era importante preguntarles si deseaban que su familia estuviera enterada del desenlace, de todas maneras aunque no lo desearan debía ser informada, ¿quién se encargaba? el médico tratante les hacía llegar la proximidad de la muerte, los días del paciente estaban contados. La noticia causa mucho dolor, a veces esperada, otras inesperada; pero la realidad no puede ocultarse para nada, siempre estará presente incluso cuando no queramos verla ante nuestros ojos.

 

Me cuesta un poco escribir algo sobre la muerte y tomar una dirección, porque no sé si éste, aquél o el otro pueda ser el mejor camino para hablar sobssre un tema tan complicado porque la respuesta será única y además estará matizada por la personalidad del sufriente.   No es lo mismo saber que la muerte se acerca paso a paso, cuando un enfermo empezó la travesía, que una muerte súbita o inesperada,  o un accidente cerebrovascular, o un paro cardíaco donde “dulcemente” termina la carrera por la Vida.

Cuando ya la Muerte se hace presente vendrán, todos los               

                  condicionantes familiares, sociales y muchas veces jurídicos; éstos últimos estarán por                                         un tiempo adormecidos aunque es relativo…,

                                                  después de la desaparición física de la persona. 

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