
Un sentimiento no es más que aquella condición donde la persona está detectando en su yo una satisfacción o bien insatisfacción provocado por un estímulo interno o externo y dependiendo de las circunstancias estará en condiciones de manifestarse.
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Respecto a los sentimientos se crea un alboroto ya que todos quieren ayudar, decir o sugerir aquello que pueda ser mejor, buscando de alguna manera minimizar el dolor y las molestias que implican la velación, los rituales y el enterramiento para los dolientes.
El drama se agranda cuando aún no se ha aceptado que no volverán a saber de ese ser querido, entra el recuerdo
a funcionar trayendo consigo aquellos detalles propios
de quien ha muerto: cómo era, cómo pensaba,
cómo sentía y decía las cosas, y todas aquellas reminiscencias donde alguna o muchas veces
estuvieron involucrados.
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La revisión de las vivencias seguirán ocasionando:
dolor, llanto y desasosiego. Al llegar el momento
del enterramiento el ritual funerario tendrá
aquellas particularidades que involucran, las creencias, religiosidad del difunto y sus familiares.
Sólo permanecen al final, aquellas indicaciones que muchas veces dejan como última voluntad, para que sus restos sean tratados de cierta manera.