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Empiezo estas líneas haciendo referencia, a la forma como opera de una manera muy simple la dinámica del dolor psicológico cuando se pierde a alguien, no es muy difícil su aclaración pues para ello usaré un concepto freudiano denominado catexis, su objetivo es colocar una <carga> en el objeto. A continuación explico: podemos decidir dónde colocar nuestro afecto y siempre encontraremos que hay personas en quienes lo hemos depositado por ejemplo amor, cariño, aprecio, respeto. Estas entregas y la reciprocidad obtenida son las que nos llevarán a sentir una cantidad de dolor que en cada persona tendrá sus variaciones.  Para quienes se quedan,  la posibilidad que algunos colapsen existe, otros ofrecerán una respuesta en función de su personalidad y fuerza del yo para enfrentar la desdicha.  Recuerde que no hay dos personas exactamente iguales en el mundo.  Cuando nuestros seres más queridos mueren: un padre, una madre, los hijos, hijas; empiezan una serie de cuestionamientos, así como el recuerdo y posiblemente algún sentimiento de culpa que junto al duelo, hacen una experiencia sin igual para cualquier ser humano.

No pueden faltar los  términos eutanasia, distanasia, ortotanasia, esta última para mí, de importancia capital porque  el enfermo  no se verá como una víctima o bien un tonto y se entregará por último a una Muerte digna.  Los dos conceptos anteriores requieren otro tratamiento y no por eso dejarán de ser significativos.

Dolor

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